11/10 al 8/11 - extensiones -

Claudia Rivero

La Imaginación al Poder”

 

La centralidad de la cuestión está en  “mirar”, “observar” y “dejarse llevar”  por lo que la imaginación  nos sugiera y proponga. Es decir la riqueza de la  muestra está en la intersección  entre el objeto a observar  y el sujeto que observa. Ni el objeto ni el sujeto llegan de manera inmaculada a tal encuentro.

Para ello la autora de la obra  nos entrega una serie de fotografías intervenidas de manera muy sugerente en donde, nosotros, felices observadores  pondremos en juego nuestros marcos teóricos, experienciales  y libres para aceptar aquello que la obra nos evoque. De esta forma  el observador y lo observado se implican en la construcción de sentido.

El resultado de  ese encuentro puede derivar en asociaciones insospechadas  que bien pudieran ir  desde la representación del delta  del Éufrates y el Tigris rodeado de  escrituras cuneiformes supervivientes de un pasado remoto,  hasta la clara evidencia de un pubis angelical que descubre la erótica seducción de la timidez de la pubertad. Pero aún hay más para el ejercicio de una poderosa imaginación: la serie “Cavernas”, embebidas de un carácter fantasmal nos invita a desarrollar la agudeza del ojo para percibir el relieve de sus paredes por efecto de la erosión del agua  y su fauna exótica  que resultan de la creativa intervención de Rivero.

Como si esto  por sí solo no fuera suficiente ejercicio para nuestras almas, la muestra cuenta en su  ubicación central con unas “Cajas Mágicas” donde las figuras bestiales viven en un mundo  cuadriculado y verde compartiendo el espacio sólo con la sombra que devuelven los diminutos espejos  y nuestra imagen en ellos.

En toda la muestra  surge una pregunta referencial : ¿el tamaño importa?.

La única respuesta posible es “si, si importa”. Es que no se trata de  wallpapers o posters de piso a techo sino de breves cuadros fotográficos cuya forma nos permite detectar la presencia  de un preciosista detalle de lo que uno quiera ver.

En este caso  y desde el recurso del tamaño, se elude el contexto  quedando sólo texto a  ser leído  e interpretado desde el lugar del observador en el despliegue de los abigarrados y barrocos detalles.

La invitación es, entonces, a  llevar la imaginación  al extremo de convertirla en poder de los sentidos, a detectar nuestros contextos interiores  y nuestros marcos referenciales desde donde poder percibir la obra.

Es la posibilidad de realizar este ejercicio del ser, del pensar  y del sentir  al unísono lo que debemos agradecer  a la creativa producción de Claudia Rivero.

 

 

PROF. CRISTINA BARILE

Comodoro Rivadavia, Octubre 6 de 2008

 “PAISAJE TOTAL”

            Como un rompecabezas las obras de Claudia Rivero nos muestran una visión muy particular de un género tan difundido y reelaborado como el paisaje. Recreado desde la imagen digital, se construye a partir de una diversidad  de texturas que logran ganar protagonismo sobre cualquier otro elemento.

            Existe una íntima relación entre unas formas más reconocibles y las partes en que se descompone, primero en el uso del color y luego en la transformación total del soporte.

            Reconocido en la imagen o reconstruido en el objeto, la obra propone reencontrar un rincón propio para  rememorar  ese lugar que uno habita y experimenta de manera tan diversa. Es un paisaje total que a partir de un ínfimo recorte,  se proyecta hacia toda las combinaciones posibles

            Allí, comienza a emerger una propuesta diferente.  El espectador puede elegir como armar las piezas dispersas dentro del objeto, que a modo de pequeños entes esperan pacientemente, la mirada del espectador para ser.

            Es un juego en el que las partes se mezclan para conmover al espectador de manera que pueda conformar sus propias imágenes. Entre todas ellas hay un punto de partida común: el paisaje local. ¿Puede Ud. Identificarlo?

 Karen Gregorio - Prof. en Historia del Arte